La joven poetisa se posiciona como una prometedora figura de la literatura local y un ejemplo para otros jóvenes.
"Ellas y ellos estuvieron…" - Pablo Riccheri
Por Eduardo Agüero Mielhuerry.
Cultura y educación16/05/2024NdAPablo Riccheri (o Ricchieri) nació en San Lorenzo, Santa Fe, el 8 de agosto de 1859. Sus padres fueron Lázaro Riccheri y Catalina Chufardi, oriundos de una pequeña localidad costanera cercana a Génova, Italia.
Al llegar a la Argentina, muy joven ingresó al Colegio Militar de la Nación, con el grado de teniente segundo de artillería. Sus primeras acciones militares estuvieron ligadas a la represión de la Revolución del ’74.
Tras seis años, egresó del Colegio Militar en 1879. Cuatro años más tarde realizó un viaje de estudio a Europa. Su primer destino fue Bruselas, como agregado militar en la embajada argentina en Bélgica. En 1886 ingresó a la Escuela Superior de Guerra de Bélgica de donde egresó como Oficial de Estado Mayor con el segundo puesto de su promoción. Su Tesis "La defensa de Bélgica" fue la base de los planes de defensa de ese país para las guerras mundiales que sobrevendrían en el siglo siguiente.
En 1890 fue enviado a Alemania para encargarse de la compra de armamento. Por entonces se hizo notable la influencia de la organización militar alemana, la más avanzada de su época, en su formación. A partir de la Revolución del Parque, en la que el Ejército tuvo actuación en los dos bandos contendientes, terminó de desarrollar su idea de modernizar y profesionalizar al Ejército, alejándolo de los intereses políticos.
En los últimos años del siglo XIX fue Jefe del Estado Mayor del Ejército. En septiembre de 1900, fue llamado por el presidente Julio Argentino Roca a ocupar el Ministerio de Guerra. Esto marcó el punto de partida para la organización profesional del Ejército Argentino.
La profesionalización del Ejército se basó en la modernización del armamento, del Colegio Militar de la Nación y de la Escuela Superior de Guerra. Además, se adquirieron la mayor parte de las bases militares del Ejército. Entre los terrenos adquiridos por Riccheri se cuentan Campo de Mayo, en Buenos Aires, Campo General Belgrano, en Salta; Campo General Paz, en Córdoba; Campo Los Andes, en Mendoza, y Paracao, en Entre Ríos.
Organizó el ejército, dividiéndolo en siete regiones militares, con organizaciones internas propias. Reorganizó también el Ministerio de Guerra. Refundó el Regimiento de Granaderos a Caballo que había creado el general San Martín, para funcionar como escolta del presidente de la Nación.
Definió claramente la misión de las Fuerzas Armadas del país, afirmando que su única función era defensiva, y de ninguna manera debían ser utilizadas para mezclarlas en contiendas políticas. De todos modos, también introdujo la idea de que parte de su misión era “el mantenimiento del orden y el respeto a la ley”.
El servicio militar obligatorio fue funcional a los objetivos trazados en aquel entonces por el Estado, al difundir la idea de ciudadanía y de igualdad ante la ley. A su vez, las listas y libretas de enrolamiento fueron rápidamente utilizadas como documentos de identidad, tanto para identificación de las personas, como para la confección de padrones electorales. Por otro lado, en los cuarteles se instalaron escuelas para los conscriptos, que colaboraron en la lucha contra el analfabetismo y la integración de los hijos de inmigrantes.
Una costumbre suiza
El país transitó distintos procesos políticos y en nuestra ciudad, al igual que en varias localidades del interior, a finales del siglo XIX, los inmigrantes suizos fueron los primeros en mostrar un gran interés por la práctica deportiva del tiro al blanco.
Hacia los comienzos de la década del ’90, la comunidad se movilizó para tener su propio polígono de tiro, a imagen y semejanza del que ya poseía el Club Recreativo Suizo -dedicado tanto a actividades deportivas como de defensa-, ubicado en la esquina Este de las calles San Martín y Bahía Blanca (actual Intendente Manuel Castellár).
Los impulsores consideraban fundamental que esta nueva institución se rija con prescindencia completa y absoluta de toda cuestión política y electoral, y que tenga como único fin la instrucción de tiro con armas de guerra y de uso civil para preparar a la milicia y la ciudadanía, para la defensa de los supremos intereses de la Nación.
El periódico local “El Pueblo”, dio cuenta de las innumerables adhesiones que recibió el día 11 de diciembre de 1890 el señor Manuel Chans, reconociéndosele su interés para instalar una sociedad de tiro al blanco en terrenos cedidos por un hacendado de la zona en las cercanías de Azul.
El italiano Luis Giffoni, atento a las intenciones de Chans, había decidido donar un terreno en las afueras del pueblo, en la zona conocida como “la tosquera” (cuyo actual epicentro es la “Plaza Juan Manuel de Rosas” o “La Tosquera”), para que allí se construyese el polígono. Sin embargo, atendiendo a razones técnicas y al hecho de que a escasa distancia se hallaban los pabellones del incipiente Hospital Municipal (hoy Dr. Ángel Pintos), se aceptó luego la donación de un ex convecino de Azul, el señor Enrique Benegas, de un pequeño campo que en definitiva se usó brevemente.
Así inició tibiamente sus actividades la incipiente “Liga Patriótica Azuleña”.
Todos al Centro…
Merced a diversas idas y vueltas, el 19 de febrero de 1895, se fundó el “Centro de Instrucción Militar y Tiro al Blanco”. La Comisión Directiva constituida para tal fin estuvo formada por Alejandro Brid (h) como presidente, secundado por destacados vecinos como Emiliano Astorga, Paulino Rodríguez Ocón, Enrique Squirru y Aurelio S. Abeberry que oficiaron respectivamente de vicepresidente, secretario, prosecretario y tesorero. Luis Arieu, José Vitón, Ricardo Gaviña, Mateo S. Boado, Leonardo Dulbecco y Albino Fernández fueron elegidos como vocales.
En la sesión de Comisión Directiva del 28 de febrero de 1895 se nombró a los generales Francisco Leyría y Zacarías Suspisiche como representantes del Centro ante las autoridades militares para gestionar armas e instructores, además de un terreno apropiado para “el establecimiento de un polígono de tiro para la instrucción de la Guardia Nacional”. Asimismo, el primer instructor designado fue el subteniente Echenagucía, reemplazado luego por el capitán Yáñez.
Antes de finalizar el año, asumió la presidencia del Tiro Federal Argentino de Buenos Aires (que había sido fundado el 28 de septiembre de 1891), el general Luis María Campos, quien solicitó al Ministerio de Guerra la autorización correspondiente para enviar fusiles Máuser a las sociedades de tiro del interior, para el cumplimiento de los fines institucionales. Así se hizo y la institución azuleña recibió su primer equipamiento.
Tiempos turbulentos
A pesar de una extensa tradición de paz y concordia, hacia fines del siglo XIX, las relaciones limítrofes entre la Argentina y la República de Chile comenzaron a tornarse complejas y ambas naciones quedaron a un paso de desencadenar una lucha armada por la soberanía sobre extensos territorios.
Desde tiempo atrás, se venía tratando el diferendo por la delimitación entre ambos países, pero las negociaciones habían quedado estancadas. Ninguna de las dos naciones hacía mérito por ceder posesiones sobre lo que se reclamaba.
El gobierno nacional, presidido por el general Julio Argentino Roca en ejercicio de su segundo mandato, observó que los chilenos aventajaban militarmente a Argentina y que podían emprender una ofensiva. Inmediatamente, adquirió en Italia una flota de poderosos buques de guerra y gran cantidad de armamento. Empero con armas no alcanzaba, por ende, también reclutó miles de personas en el ejército y la marina.
Consciente de su responsabilidad frente al entredicho pertinaz y peligroso, el gobierno argentino acució con oportunas disposiciones el espíritu de lucha de nuestro pueblo, que haciendo honor a sus mejores tradiciones respondió firme y unánime al reclamo de la Patria en peligro. Una ola de febril actividad, de iniciativas concordantes con el grave peligro que acechaba tras las difíciles negociaciones diplomáticas, tuvo repercusión en nuestro Azul, que tanta experiencia tenía en heroicos combates en la “avanzada de la civilización”.
Consecuencia del clima emergente de tal situación, como así de las sugerencias del gobierno nacional, fue que reapareció en escena, recobrando protagonismo, la “Liga Patriótica Azuleña”, desarrollando actividades concordantes y concurrentes a un mismo fin: “Defender la Patria”.
Con dicho objetivo, la Liga encarriló sus esfuerzos hacia la creación de un polígono de tiro, en cuyas instalaciones pudieran realizar prácticas, no solo los integrantes de la Guardia Nacional, cuya formación promovió, sino también todo ciudadano capaz de manejar uno de los fusiles adquiridos en Europa a la sazón por el creador del moderno ejército argentino, el coronel Riccheri.
Pablo Riccheri, siendo ministro del presidente Julio A. Roca tuvo que interrumpir la misión que estaba cumpliendo en Europa para hacerse cargo del Ministerio de Guerra. La situación de tirantez creada por aquella época entre la Argentina y Chile a raíz de disputas fronterizas, le obligó a formar una fuerza militar moderna. Hasta entonces el Ejército estaba constituido solamente por la Guardia Nacional, empero el 6 de diciembre de 1901 fue sancionada la Ley N° 4.031, llamada “Ley de Riccheri”, por la cual se estableció el servicio militar obligatorio. Así nació el Ejército Argentino moderno y fomentó el Tiro Federal Argentino.
En el Azul
Pese a las celebraciones suscitadas y a la intensa actividad desplegada en las instalaciones del flamante polígono, las obras de perfeccionamiento se prosiguieron sin pausa y recién en 1902 se procedió a la inauguración oficial de las mismas.
Divergencias entre los miembros de la institución hicieron que, curiosamente, se conformaran dos comisiones directivas. Ambas presididas por el Dr. Enrique Ocampo y el Sr. José R. Paleari, respectivamente, estaban integradas por los siguientes caballeros: Eduardo Plot, Rosa V. Ávila, Ceferino Peñalva, Juan Beheretche, Pastor Tiola, Silvano Bonnet, Eugenio Dupleix, Marcial Portarrieux, Pedro L. Ramírez, Isidoro Sayús, Antonio Samigliana y Manuel E. Toscano. El señor Miguel Bossola fue designado Comisario de Tiro, secundado por los señores Luis Riviere, Siverio Cabone, José A. Motti, Juan N. Navas, Gregorio Motti, F. Eduardo Berdiñas y Horacio Clair.
El proyecto del edificio primitivo, que tenía la apariencia de una fortificación pétrea y almenada, fue realizado ad honorem por el ingeniero Ignacio Aztiria. Antes de comenzar la construcción, los planos fueron expuestos en el almacén, ferretería y puesto “El Progreso”, ubicado en la esquina Este de Belgrano y Buenos Aires (luego Gral. Uriburu, actual Intendente Prof. Rubén C. De Paula). Los trabajos de delineación del terreno también los hizo ad honorem el agrimensor Antonio Regueral y la construcción de la obra fue adjudicada al Sr. Esteban Wagnat. Los trabajos comenzaron en febrero de 1902 y fueron inaugurados con una importante celebración el 9 de julio de ese mismo año.
El ministro de guerra de la Nación, coronel Pablo Riccheri, aceptó la invitación que se le formulara para trasladarse a nuestra ciudad e inaugurar las obras. Fue en tal circunstancia que debió enfrentar como parte de los homenajes que se le prepararon, dos banquetes el mismo día y al mismo horario, como consecuencia de las diferencias antes mencionadas. El coronel Riccheri no se amedrentó por la contingencia pues almorzó en una mesa y tomó el café y los postres en la otra. El momento fue complejo, pero nada insuperable para un militar y diplomático de la talla de Riccheri, quien no dudó en buscar puntos de encuentro entre ambas comisiones.
Cabe destacar que en la oportunidad el Coronel fue nombrado como “Padrino del polígono de Azul”. No menos de cuatro mil personas asistieron a la inauguración, iniciándose de inmediato el primer concurso de tiro que finalizó con el triunfo del joven José B. Iturburu.
El 9 de julio de 1904, Azul recibió con beneplácito una vez más la visita del Ministro de Guerra, general Pablo Riccheri, quien asistió al “Primer Campeonato Provincial de Sociedades de Tiro” organizado por la “Liga Patriótica Azuleña” (sin ninguna conexión con su casi homónima ultraderechista) y aprovechó la oportunidad para recorrer la ciudad. Atendido cordialmente por el intendente Federico Urioste, el militar le hizo al Jefe Comunal una propuesta sumamente interesante al ofrecerle la asistencia de Lola Mora para la construcción de una escultura para la recientemente remodelada Plaza Colón (actual Plaza San Martín). Cabe aclarar que la visita de la artista se concretó en noviembre, sin embargo, por motivos desconocidos, nunca se realizó obra alguna para Azul.
El final de un largo camino…
Tras su paso por el Ministerio, siguió ejerciendo como Jefe de Estado Mayor, y posteriormente como Comandante en Jefe del mismo. Fue ascendido a General de División en 1910 y dos años después, junto a Francisco Pascasio Moreno, fundó la “Asociación de Boy Scouts”.
Como Teniente General pasó a retiro en 1922 por decisión del presidente Hipólito Yrigoyen. Doce años más tarde, el presidente Agustín P. Justo envió una ley al Congreso proponiendo su ascenso al grado de General de Ejército, creado especialmente para él, a fin de rescatarlo de sus apuros económicos.
Pablo Riccheri falleció en Buenos Aires el 29 de julio de 1936 y fue sepultado en el Cementerio de la Recoleta.
MÁS INFORMACIÓN EN: www.historiasypersonajesdelazul.blogspot.com
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