“Lo viejo funciona, Juan”: Los consejos de siempre que aún salvan en tiempos de IA

Lucas Moyano, Fiscal. Autor del libro “Ciberdelitos. Cómo investigar en entornos digitales”.

Información general20/06/2025NdANdA

En el universo de El Eternauta, la legendaria historieta argentina de ciencia ficción, hay una frase que se vuelve clave frente al caos: “Lo viejo funciona, Juan”. Un recordatorio de que, cuando todo parece desmoronarse, muchas veces la solución está en lo conocido. Hoy, en pleno auge de la Inteligencia Artificial (IA) y sus amenazas, esa misma lógica puede salvarnos en el mundo digital.

Porque si bien la IA abrió una era de posibilidades inéditas —tanto para el desarrollo humano como para el delito—, no necesariamente requiere respuestas de ciencia ficción. En el terreno de la ciberseguridad, los principios básicos siguen siendo nuestras mejores defensas.

Viejos consejos, nuevos peligros

La IA potenció las capacidades de los ciberdelincuentes como nunca antes. Los ataques de phishing y suplantación de identidad son cada vez más realistas; el ransomware se volvió más agresivo y la ingeniería social perfeccionó su capacidad de manipulación.

La inteligencia artificial permite escanear millones de datos en segundos, detectar vulnerabilidades mínimas, generar códigos maliciosos adaptativos y lanzar ofensivas tan veloces que superan la capacidad humana de respuesta.

Frente a este escenario, cabe preguntarse: ¿estamos indefensos? La respuesta es clara: no. Si bien el panorama es más desafiante, las herramientas fundamentales para protegerse siguen vigentes. Y funcionan.

La ciberseguridad de siempre: el escudo que no pasa de moda

Los fundamentos de la higiene digital no son obsoletos, sino los pilares sobre los que construimos una defensa sólida. Aquí, una guía de esas prácticas que —aunque “viejas”— siguen siendo imprescindibles:

1. Contraseñas fuertes y únicas: tu cerradura digital

Con la IA, los ataques de fuerza bruta son más potentes. Por eso, no alcanza con “123456” o tu fecha de cumpleaños. Usá combinaciones largas de mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. Y no repitas contraseñas entre servicios. ¿Difícil de recordar? Usá un gestor de contraseñas: una herramienta de toda la vida, pero más vigente que nunca.

2. Autenticación de dos factores (2FA): la doble llave

Esta capa adicional de seguridad es fundamental. Si alguien consigue tu contraseña, necesitará un segundo código que solo vos podés generar. Ya sea por SMS, app de autenticación o una llave física, el 2FA puede marcar la diferencia entre un intento fallido y un robo consumado.

3. Desconfianza activa: el escudo humano frente al engaño

Hoy, los mensajes falsos parecen auténticos. Correos, chats o llamados pueden suplantar con precisión la identidad de empresas, bancos o personas. Tu mejor arma es la desconfianza. Verificá el origen, no hagas clic en enlaces sospechosos y desconfiá de cualquier urgencia o promesa extraordinaria. Aún en la era de la IA, la inteligencia humana es más eficaz para detectar engaños que la artificial para fabricarlos.

4. Actualizaciones constantes: cerrar las puertas antes que las abran

La IA puede detectar y explotar vulnerabilidades rápidamente. Por eso, mantener actualizado tu sistema operativo, tus aplicaciones y navegadores es clave. No ignores los recordatorios: activá las actualizaciones automáticas y evitá los retrasos. Es una tarea sencilla que refuerza tu seguridad.

5. Respaldos periódicos: la última línea de defensa

El ransomware cifrado por IA puede bloquear todos tus archivos en segundos. Si hacés copias de seguridad regulares y las almacenás en un lugar seguro —preferiblemente desconectado de la red—, tendrás la posibilidad de restaurar tu información sin pagar rescates.

Lo viejo sigue funcionando

Como en la historia de El Eternauta, donde la resistencia dependía de la astucia y del uso correcto de los recursos disponibles, hoy la ciberseguridad también depende de cómo aplicamos las herramientas que ya conocemos. No todo lo nuevo es necesariamente mejor. Y no todo lo viejo está superado.

No hacen falta soluciones futuristas para protegernos de las amenazas actuales. Lo que necesitamos —y lo que realmente funciona— es aplicar con rigor esos consejos básicos que tantas veces ignoramos. Porque al final del día, “lo viejo funciona, Juan”.

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