Oesterheld en el Paisano, y esa pregunta…

Han pasado trece años y seis meses desde que las puertas del Espacio Cultural Pedro “Paisano” Frías se abrieron para no cerrarse jamás, siempre de par en par en su rol de promotor y anfitrión de expresiones populares del arte y la cultura. Y lo han hecho sin ocultar, en ningún momento, su pertenencia al peronismo ni su compromiso con aquellas personas y personajes que consideramos imprescindibles en nuestra identidad política —partidaria y, más allá, política de vida—.

Desde entonces, en ese espacio cultural con identidad peronista en la provincia de Buenos Aires, una pregunta cuelga de una de sus paredes y sigue resonando con fuerza, tanto como la incógnita que aún la sostiene sin respuesta: “¿Dónde está Oesterheld?” A la multitud que sostiene esa bandera la acompañan de cerca, desde sus respectivos cuadros, el propio Eternauta y el compañero Paisano Frías.

Fue esa pared la que los reunió durante estos trece años y medio. Vale mencionar que los tres cuadros son obras de la fotógrafa Sandra Marzzochini, colaboradora habitual del espacio, y que las imágenes vinculadas a Oesterheld fueron realizadas a partir de fotografías tomadas por ella en un subte porteño. Luego, se las entregó al fundador del espacio, el compañero Julio Varela, entusiasta lector de la historieta desde que llegó a sus manos en 1960.

El arte provoca juegos de imaginación, relaciones simbólicas y apropiaciones que surgen de quien lo hace propio. En su viaje espacio-temporal, El Eternauta, ilustrado por Solano López, encontró en nuestro espacio compañeras y compañeros que cada día también salen a la nevada tóxica que intenta congelar la realización del pueblo: esa política mileísta que asola nuestro país y cuyos guionistas dibujan viñetas amargas, multiplicando escenas de toxicidad a partir del desamparo generado por un Estado implosionado desde adentro, por un “topo”.

Con el estreno reciente de la serie, la noción del “héroe colectivo” comenzó a multiplicarse en discursos mediáticos, muchas veces con la ligereza propia del eco propagandístico. Sin embargo, el legado de Perón y Evita y la acción política de la querida generación del 70 siguen siendo una huella imborrable —a pesar de la nieve— que nos recuerda que ese “héroe” es el pueblo organizado, transformador de las condiciones concretas que lo rodean, artífice de base que resiste a los Manos de turno. “Nosotros somos el pueblo, y yo sé que cuando el pueblo está alerta, somos invencibles, porque somos la patria misma”, dijo la compañera Evita.

Nuestra pared pregunta, reivindica y enciende la memoria.
“¿Dónde está Oesterheld?” inquiere la multitud que no se postra ante el peso de las cinco décadas de desaparición del guionista argentino —y de sus cuatro hijas: Estela, Diana, Marina y Beatriz—.
“¿Dónde está el Paisano Frías?”, preguntamos sus compañeros y compañeras del P26J, también desaparecido por la misma dictadura genocida, en 1978.

La incógnita ante ambas preguntas es la misma. Los silencios pactados se igualan en esa espesura hondísima.
Cuando Oesterheld fue secuestrado, había abrazado la militancia peronista para enfrentar las condiciones impuestas por la dictadura. También el Paisano militaba en la misma organización cuando lo desaparecieron.
Elegimos rescatar un símbolo y, con él, acompañar todo lo vivido por una generación: su lucha, sus convicciones, su legado, sus muertes y sus desapariciones.

Recientemente, visitó Azul Florencia Saintout, presidenta del Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires. En su discurso de apertura del Encuentro Regional de Cultura, hizo una mención a El Eternauta. En 2022, ella misma participó de una reunión con artistas locales propuesta por nuestra agrupación. La cita tuvo lugar en el Espacio Paisano Frías, y desde esa misma pared, Juan Salvo, el Paisano y la multitud que aún clama atestiguaron aquel encuentro. Le haremos llegar a Florencia un recuerdo de aquella jornada en nuestra casa.

Nos faltan Pedro, Héctor y tantas y tantos compañeros.
Mientras tanto, cae la nieve en la intemperie, hoy con una densidad que no encuentra similitudes en las décadas recientes.
La máscara es el otro, podríamos decir.
La militancia colectiva, el andar codo a codo por territorios nevados, abrigarnos con los legados esenciales, encender el fuego de la memoria para calentar un futuro mejor.
Salgamos afuera.

— Peronismo 26 de Julio de Azul