Una vecina de Azul cree que fue apropiada en los '70

La historia de una mujer que siente haber vivido siempre "en una mentira" y quiere saber si alguien también la está buscando.

Información general 17/05/2022 NdA
Pilar Ledesma

En su adolescencia, Pilar Ledesma confirmó que fue adoptada de forma irregular pero nunca pudo dar con su familia biológica. Cree que fue apropiada en los '70: una servilleta con un nombre y una dirección es su única pista

Tenía apenas nueve años cuando, a partir de los rumores que comenzaron a correr entre sus compañeros de la escuela, Pilar Ledesma empezó a sospechar que era adoptada. Hasta que se animó a plantear la duda a sus padres, quienes negaron esa posibilidad. Pero no les creyó y empezó a averiguar por sus propios medios, con las herramientas que podía tener a su alcance una nena de esa edad. 

Fue así que encontró su acta de nacimiento y memorizó dos firmas: la del comisario de Azul, primo de su padre adoptivo, y la de un médico que luego fue reconocido por víctimas del terrorismo de Estado. Se trataba del capitán Alberto Arias Duval (alias “Tomy”), un ginecólogo que años más tarde fue señalado por haber tenido un rol siniestro durante la dictadura, cuando asistía partos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Esma, aunque murió sin ser condenado. El papel, tiempo después, desapareció, y con la muerte temprana de sus padres, un tío le confirmó que no tenía lazos biológicos con la pareja y le entregó una servilleta con un nombre y una dirección escrita en tinta azul.

Pilar calcula que tendría alrededor de dos meses cuando fue adoptada por un matrimonio de Azul.

A pesar de que en su documento figura que hoy Pilar tiene 46 años, ella está convencida de que es menor y continúa buscando sus orígenes. “Estoy sola en el mundo, me gustaría saber si al menos tengo algún hermano; saber quién soy”, confiesa la mujer radicada en la ciudad de Azul, localidad en la que se desempeña como enfermera del hospital materno infantil Argentino Diego. 

En el libro donde se dejó constancia de su nacimiento figura que llegó al mundo el 5 de febrero de 1975. Fue inscripta como hija de Mario Alfredo Ledesma y Josefa María Bianchi, enfermero y administrativa, respectivamente, de la Arsenal Naval Azopardo de Azul, lugar en el que, de acuerdo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, funcionó en 1979 un centro de detención ilegal. “Nunca vi fotos de mi mamá embarazada y, después que murió mi padre, a los doce, ella empezó a maltratarme muchísimo. Años después, el hermano de él me dijo que me habían adoptado cuando tenía alrededor de dos meses. Eran grandes, tenían 42 y 43 años”, cuenta. Para Pilar, no hay dudas de que fue apropiada. 


Desde muy chica empezó a buscar sus orígenes. A los 46, Ledesma mantiene la esperanza de encontrar a su familia biológica.

Mario Ledesma falleció en 1987 y Josefa Bianchi, en 1991 y se llevaron a la tumba el secreto de lo que realmente ocurrió. Una servilleta con una escueta anotación es, hoy por hoy, lo único que podría llevar a Pilar a saber quién es. La nota dice: “Nelly Arévalo de Alsogaray. Gascón 3945. Mar del Plata” y se la entregó el único tío que tenía, en respuesta a los permanentes reclamos que le hacía en relación a su identidad. “Me dio la servilleta y me dijo que era lo único que había dejado mi padre respecto a mi nacimiento”, cuenta. 

Sin embargo, en todos estos años jamás logró localizar a ninguna mujer con ese nombre -no figura en Afip ni Anses-, ni siquiera alguien que la hubiera conocido. Incluso, visitó varias veces la vivienda ubicada en esa dirección pero tampoco tuvo suerte. Aparentemente, la casa se alquilaba y por allí pasaron varios inquilinos, pero el propietario no tiene registros de esa época. Los vecinos, por su parte, se mostraron reacios ante las consultas. De hecho, asegura, tanto en Mar del Plata como Azul todavía hay quienes prefieren no meterse en estos temas.


Hace unos años dio una muestra de sangre para verificar si era hija de desaparecidos en la dictadura pero no se registraron coincidencias genéticas.

Tras la muerte de su madre adoptiva, Pilar se presentó en dos oportunidades en el programa televisivo “Gente que busca gente” que conducía Franco Bagnato. También, acompañada por los referentes de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (Apdh) de Azul, aportó una muestra de sangre para que el Equipo Argentino de Antropología Forense verificara si era hija de desaparecidos. Otra vez, en ninguno de los casos obtuvo una respuesta.

Pilar es mamá de cinco chicos de entre 26 y 13 años, quienes están al tanto de su búsqueda. “Necesito saber quién soy, si hay alguien que también me está buscando… Siento que viví en una mentira”, admite. Casi sin puertas por tocar, decidió contar su historia en las redes sociales con la esperanza de llegar a otras personas. Quizás esta vez pueda develar el misterio que la acompañó toda la vida. Fuente: Luciana Acosta - 0223

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