"Ellas y ellos estuvieron…" - Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta

Por Eduardo Agüero Mielhuerry.

Cultura y educación31/10/2024NdANdA
Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta

Josefina Anacleta Anchorena nació en Buenos Aires el 13 de julio de 1876. Sus padres fueron Nicolás y Mercedes Castellanos. Fue bautizada en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, el 26 de agosto del mismo año, siendo sus padrinos su hermano, Nicolás María Serviliano, y su tía materna, Sofía.

Josefina contrajo matrimonio con el escritor Enrique Rodríguez Larreta el 15 de noviembre de 1900, en la Basílica Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires. Unos días después, en su edición del 24 de noviembre, la revista “Caras y Caretas”, con dos fotografías como complemento a la nota, brindaba detalles sobre la ceremonia: 

“El templo de la Merced, uno de los preferidos por la alta sociedad porteña para esta clase de ceremonias, el jueves de la semana anterior por la mañana resplandecía de luces profusamente distribuidas en el altar mayor. Daban una nota animada y fresca a la decoración de la iglesia los ramos de flores artísticamente combinados en doble hilera, en el presbiterio.

Ibase a celebrar el casamiento de la señorita Josefina Anchorena con el doctor Enrique Rodríguez Larreta, y una selecta concurrencia había acudido a presenciar el acto de la bendición nupcial.

A los acordes de la marcha de ‘El Profeta’ hicieron su entrada los novios: la señorita Anchorena daba el brazo al doctor Carlos Rodríguez Larreta, y el doctor Enrique Rodríguez Larreta daba el suyo a la señora Castellanos de Anchorena.

Acompañado por su familiar, el padre Viacava y dos padres franciscanos, el obispo monseñor Terrero bendijo el enlace, oficiando después una misa que fue oída por los desposados y los asistentes a la ceremonia.

En el cortejo nupcial que acompañaba a los contrayentes figuraban las señoras: Matilde Anchorena de Ortiz Basualdo, Clara Ocampo de Rodríguez Larreta, Ángela Cullen de Castellanos, Sofía Castellanos de Martínez, Amalia Anchorena de Blaquier, Sofía Yáñiz de Leanes, Carmen Marcó del Pont de Rodríguez Larreta, la señorita Elisa M. Peña, y los señores Carlos Ortiz Basualdo, Horacio Rodríguez Larreta, Miguel Castellanos, Bartolomé Martínez, Juan José Blaquier, Ángel Leanes y Enrique y Emilio Anchorena.

Una vez bendecida la unión por monseñor Terrero, que pronunció algunas elocuentes palabras alusivas a los vínculos que acababa de consagrar la iglesia, los desposados recibieron los parabienes de la concurrencia, entre la cual abundaban elegantes señoritas, en quienes no sería de extrañar que hubiese producido la consiguiente emulación el ejemplo que les acababa de dar la recién casada y de quienes, por consiguiente, tuviésemos que ocuparnos, dentro de esta misma sección, en no muy lejano plazo, no en calidad de espectadoras, como hoy, sino de protagonistas.”.  

Como regalo de matrimonio, Mercedes les obsequió a su hija y su flamante yerno, un palacio construido en 1886 por el arquitecto Ernesto Bunge (constituido hoy en el Museo de Arte Español “Enrique Larreta”), ubicada en el barrio de Belgrano.

            En 1916, al regresar Enrique de su misión como embajador en París, se ocupó de la remodelación de aquella casa-quinta, que ocupaba una manzana, para convertirla en un “palacio castellano”, de estilo neocolonial, con un jardín andaluz, plagado de especies exóticas.

Entrado el siglo XX, Enrique, Josefina y sus cinco hijos (Mercedes, Enrique, Josefina, Agustín María y Fernando Carlos), comenzaron a pasar largas temporadas de descanso o veraniegas entre la casa del barrio de Belgrano y la estancia “Acelain”, en Tandil, alternando esporádicamente con la estancia que poseían en Córdoba.

            Una vez concluida la construcción del casco de “Acelain” en 1924, el matrimonio comenzó a instalarse con mayor frecuencia en los campos tandilenses, recibiendo habitualmente la visita de muchos amigos.

En Azul…

Ferviente creyente y devota como su madre, Josefina solía ocuparse de las necesidades espirituales y cristianas del personal del establecimiento y muchas veces de los demás lugareños. Era habitual –como recuerdan diversas crónicas de la época-, que se dedicara a visitar todos los puestos de la propiedad y las estancias vecinas en busca de las parejas que querían regularizar su unión, recién nacidos para bautizar y niños en edad de hacer la primera comunión.

            De hecho, tal como había sucedido en “San Ramón” en vida de doña Mercedes, Josefina fomentaba los servicios religiosos dominicales en la Capilla de “Acelain”. También enseñaba catecismo ella misma a los chicos que se preparaban para tomar la primera comunión y, además, les obsequiaba vestimenta apropiada para tan relevante ocasión.

Sin descanso, también se ocupaba de los festejos de Navidad y Reyes Magos, convirtiéndose aquella época del año en un auténtico goce para los niños de los campos aledaños e hijos de la peonada del propio establecimiento.

Tanta devoción la llevó a concluir la gran obra que había iniciado su madre poco antes de morir. La Capilla ubicada en el centro del complejo edilicio del Asilo, es conocida por los azuleños como del “Buen Pastor”, pero su verdadero nombre es Sagrado Corazón de María, como lo atestigua la blanca escultura entronizada en su fachada y la consagración de su Altar Mayor. El 13 de marzo de 1944, comenzó su construcción, bajo el amparo de Santa Teresita del Niño Jesús, a quien se le encomendó su especial protección. Aquél día, monseñor César A. Cáneva bendijo el terreno y se colocó la piedra fundamental. Para la erección del templo hicieron sus aportes económicos: la señora Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta, los veintiún Monasterios del Buen Pastor del país, los de Montevideo (Uruguay) y monseñor Santiago Rava. Pero también la comunidad azuleña realizó diversas y grandes contribuciones.

El proyecto original, que databa de 1919, no satisfacía las expectativas a pesar de que se habían construido algunos muros, por lo cual se solicitó un nuevo proyecto a José Ríos, quien presentó uno en estilo románico lombardo. La construcción se le encomendó a la empresa “Pini y Cía.”, del arquitecto Francisco J. Pini -que ya había erigido el Asilo-, quedando en la práctica la obra en manos de Umberto Frangi y su hijo Gilberto, maestros de albañilería que trabajaban en la firma. Todos los medios de comunicación locales se ocuparon ampliamente del brillante acontecimiento que significaba para la ciudad la inauguración de tan bella Capilla, brindando diversos detalles. Por su parte, el periódico “El Ciudadano” publicó el 8 de noviembre de 1946:

“Monseñor Cáneva bendecirá mañana la Iglesia de ‘El Buen Pastor’, anexa al asilo homónimo. - Una verdadera obra de arte religioso se incorpora al acervo edilicio de Azul, realizada con un criterio moderno e iluminada por un artista pintor, fruto del arte del arquitecto señor José Ríos y del decorador artista señor Elías Ahmetov, que va a constituir una obra arquitectónica que elevará la jerarquía del barrio del Asilo “El Buen Pastor”, bajo la advocación del Corazón de María.

Como se recordará la malograda dama doña Mercedes Castellanos de Anchorena había dispuesto construir anexa al Asilo de dicho nombre que se erigiera un templo público, generosidad que se vio trabada por el proceso sucesorio, se interrumpió la obra por el deceso de la donante. Gracias a una de sus herederas, la generosa señora Josefina Anchorena de Larreta, y a otras donaciones anónimas, la obra prosiguió recién en 1944, para ser terminada hace pocas semanas.

El nuevo templo armoniza las líneas de los estilos romano y lombardo, toma la forma de cruz; con tres coros separados de la nave destinada al pueblo por sendas rejas artísticas. Aquellos coros corresponden a las hermanas de caridad, al personal y a las asiladas oficiales, respectivamente, siendo el de la derecha una capilla para el oficio de las religiosas en el que un fresco de Ahmetov representa a Santa Eufrasia María Pelletier en la alegoría de la fundación de la congregación Nuestra Señora de Caridad de El Buen Pastor; la capilla coro de la izquierda patrocinada por San Juan Eudes, fundador de la Orden de la Caridad con sus respectivos altares menores.

Por este motivo el altar mayor en lugar de estar amurado al fondo de la nave principal, se encuentra en el centro del presbiterio, visible de las cuatro naves, la pública y los tres coros; está construido con mármoles y ónix argentinos, ofrece un bajorrelieve de la Institución de la Eucaristía; doble en su forma, contiene sagrarios magníficos y un soberbio trono para la exposición del Santísimo.

La industria argentina adornó sus ventanales con “vitraux” espléndidos y el cielorraso exhibe los frescos de los que informamos, obras de Ahmetov, sobre el presbiterio y decorado también todas las paredes, en el breve lapso que permaneció en ésta ciudad, notable por la perfección alcanzada en esa rápida pictórica.

Los nichos ofrecen iluminados con luz difusa, imágenes a gran talla de los Sagrados Corazones de Jesús y María, de San Miguel Arcángel, de San José, de San Enrique y de Santa Teresita del Niño Jesús, ésta última tallada en Barcelona, las demás trabajadas en Buenos Aires.

El Vía Crucis es una obra de arte fabricada en Francia hace 25 años, adquirido entonces por la donante del Asilo, que está también colocado en la nave principal. (…)”. 

Asimismo, es interesante agregar que dos de las campanas de la Iglesia recuerdan a las benefactoras de todo el complejo. Fueron bendecidas el 15 de octubre de 1946 por monseñor Santiago Rava, y apadrinadas por José R. Piazza y su esposa Josefina Maschió, Francisca D. de Egyptien, Silvano Saloy, Federico Piazza y su esposa Celina Etchepare, Balbino Félix Zubiri y Josefa Amelia “Cofa” Elizagaray. Días más tarde fueron emplazadas en el campanario. La mayor pesa 311 Kg. y tiene grabada la inscripción “Me llamo Mercedes y canto las misericordias del Corazón de Jesús -8 de febrero de 1946- En memoria de la señora Mercedes Castellanos de Anchorena”. La restante, un poco más pequeña, pesa 200 Kg. y tiene grabada una frase similar: “Me llamo Josefina y canto las glorias del Corazón de María -8 de febrero de 1946- Homenaje a la señora Josefina Anchorena de Rodríguez Larreta”. Llevan ambas además la firma de la empresa: “FUNDICIÓN DE J. BELLINI. S.CARLOS CENTRO P. S. FE”.

El enorme legado de Josefina no concluyó con la inauguración del Templo. Muy por el contrario, se abocó siempre a asistir a las diversas necesidades que le demandaban las Hermanas del Buen Pastor que amablemente atendían a numerosas niñas necesitadas.         

El descanso…

De fina estampa a pesar su avanzada edad, con refinados modales y una generosidad bien aprendida desde la cuna, Josefina continuó contribuyendo con diferentes obras religiosas siempre en beneficio de los menesterosos. 

            A los 83 años de edad, Josefina Anacleta Anchorena de Rodríguez Larreta falleció el 22 de mayo de 1960. Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.

MÁS INFORMACIÓN EN: www.historiasypersonajesdelazul.blogspot.com

 

 

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