"Ellas y ellos estuvieron…" - Julio Argentino Roca

Por Eduardo Agüero Mielhuerry.

Cultura y educación17/10/2024NdANdA
Julio Roca

Alejo Julio Argentino Roca nació el 17 de julio de 1843, en la estancia “El Vizcacheral” en San Miguel de Tucumán. Fue el quinto de los ocho hijos que tuvo el matrimonio del Coronel José Segundo Roca y Agustina Paz. 

Estudió en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, junto a sus hermanos Celedonio y Marcos. En 1858 ingresó a la carrera militar, con los despachos de alférez de artillería, sirviendo en la Brigada de Artillería “7 de Octubre” del Regimiento 1º de Línea de Entre Ríos. Participó en la guerra entre Buenos Aires y la Confederación Argentina, y también en la Guerra de la Triple Alianza contra Paraguay, en la que murieron su padre y dos de sus hermanos.

Pasiones políticas

Pronto comenzó a desempeñarse en política posicionándose como protagonista indiscutido.  A la muerte de Adolfo Alsina, su principal rival en el camino hacia la sucesión presidencial de Nicolás Avellaneda en 1877, Roca lo sucedió en el Ministerio de Guerra.

El 14 de agosto de 1878, presentó en el Congreso de la Nación un proyecto cuyo objetivo consistía en una guerra ofensiva contra los indígenas que habitaban la Patagonia, con el objetivo final de ampliar el territorio bajo soberanía de la Nación… Así nació la “Conquista del Desierto”. Algunos afirman que se denominó así debido a las condiciones geográficas de la Patagonia, que presentaba un clima desértico. Según otros, la denominación deriva más del etnocentrismo del gobierno argentino: la región estaba completamente deshabitada de gente de “raza blanca” y “civilización europea”. Sólo estaba poblada por indios nómadas, representantes de la barbarie, por lo tanto, era un "desierto" de civilización.

Entre los motivos que impulsaron la mal llamada “Conquista del Desierto” se destaca el malestar producido en el Gobierno a partir de los continuos avances sobre las fronteras y los feroces malones. A eso se le suma el temor de Nicolás Avellaneda ante una posible invasión y conquista por el ejército chileno, ya que el área al sur del río Colorado estuvo parcialmente en disputa entre las dos naciones hasta la firma del Tratado Argentina-Chile de 1881.

La “Conquista del Desierto” desde Azul

            En su diario de viaje, monseñor Antonio Espinosa, Provisor y Vicario General de la Curia de Buenos Aires, quien acompañó al general Roca en la mal llamada “Conquista del Desierto”, escribió:

“...el 16 de abril de 1879, a las siete y media de la mañana salimos de la estación Central en Buenos Aires, en tren expreso, con el señor Ministro de la Guerra General Julio Argentino Roca, su secretario, Manuel José de Olascoaga, muchos jefes y otras personas, con los Padres Santiago Castamagna y Luis Botta, salesianos, y mis compañeros José Flores, Luis de la Torre y Julián Viola... (…) Llegamos al Azul, y fuimos los sacerdotes a parar a la casa del señor Cura, don Bernardino Legarraga, quien al día siguiente, después de decir misa, nos llevó al cementerio y al molino”.

            Por su parte, el periodista Remigio Lupo, cronista de un diario de Buenos Aires, que también acompañó a la comitiva, así narraba la llegada a Azul:

“Las autoridades y el vecindario esperaban al Ministro de Guerra en la estación. Una Comisión de vecinos nos acompañó hasta el Hotel de la Amistad, donde nos alojamos. La Empresa del Ferrocarril del Sud obsequió con un espléndido lunch al Ministro y a su Comitiva en el salón del tren, preparado suntuosamente para el objeto”. 

            El día 19 de abril, monseñor Espinosa ofició su última misa en Azul. Posteriormente, fue recibido junto a la comitiva por Ceferino Peñalva en su propiedad (solar junto al actual Parque Municipal, sector del “Centro de Día”): 

“Luego fuimos a una quinta con el señor Cura. (…) Almorzamos y salimos en volanta. Pasamos el arroyo... llegamos al sitio llamado San Benito... pasamos Nievas...”.

            Entre numerosos hombres, el reconocido vecino azuleño, general Francisco Leyría, también se sumó a las filas de Roca. Desde Azul la conquista definitiva del “desierto” iniciaba su marcha... el destino era Choele Choel. Así se ponía fin a una situación que se prolongaba desde los primeros días de la colonización hispánica. Como sostiene Jorge Rojas Lagarde, prologuista de la obra de Mons. Guillermo Durand, “En los toldos de Catriel y Railef”: “el indio que ocupaba aún en esos días un buen tercio de nuestro territorio actual, iba a ser finalmente expulsado del mismo y sometido al Estado nacional. (…) Dramático acontecimiento que transformaría hondamente nuestra personalidad como país”.

Roca, al mando de un ejército moderno y bien pertrechado, conquistó la Patagonia oriental venciendo la pobre resistencia de los asentamientos mapuches, causando una gran cantidad de víctimas (se estiman en más de mil) y desplazando a las poblaciones restantes a las zonas más periféricas y estériles de la Patagonia. 

Millones de hectáreas se sumaron así a la República Argentina. Estas enormes extensiones fueron adjudicadas a bajo precio, o directamente regaladas, a terratenientes y políticos influyentes. Sin embargo, el principal beneficiado fue el mismo Julio A. Roca, quien se catapultó a la Presidencia de la Nación sin ningún posible opositor.

Presidente de la Nación

Roca asumió el 12 de octubre de 1880, acompañado por Francisco Bernabé Madero como vicepresidente, convirtiéndose, con 37 años, en el segundo Presidente más joven de la Argentina. Así comienza el período que se denominará "la República conservadora", a lo largo del cual, los políticos e intelectuales de la llamada “Generación del ‘80” llevaron al país a un nivel de crecimiento y riqueza notables.

Su gobierno orientó a Argentina en la senda del progreso, bajo el lema “Paz y administración”. Llevó una gran prosperidad a la nación, alimentada por una masiva inmigración europea, la construcción de ferrocarriles y el desarrollo de las exportaciones agrícolas, y sentó las bases del moderno Estado argentino. Además, separó efectivamente la Iglesia del Estado, sancionando la ley de Registro Civil, lo que llevó a romper relaciones diplomáticas con el Vaticano. Asimismo dio un extraordinario impulso a la educación mediante la Ley 1420 (iniciativa de Domingo Faustino Sarmiento, entonces director del Consejo Nacional de Educación) que establecía la enseñanza primaria gratuita, obligatoria y laica para todos los habitantes del país.

Como corolario, resolvió la cuestión pendiente del asiento de la capital de la República, convirtiendo a la ciudad de Buenos Aires en territorio federal en 1880.

            Después de su mandato constitucional, su influencia siguió siendo tan importante que poco a poco fue accionando todos los resortes de la política para abrirse paso hacia un nuevo período al frente del Ejecutivo.

Sucesor familiar y caos…

Miguel Ángel Juárez Celman, cuñado y sucesor de Roca, acabaría renunciando en 1890, en medio de una grave crisis económica y financiera; Carlos Pellegrini, quien completó el mandato y condujo hábilmente la salida de la crisis, se perfiló como la figura opositora a Roca. Si bien animado por la misma concepción de “progreso” que Roca, Pellegrini y otros políticos del autonomismo como Roque Sáenz Peña se plantearon la necesidad de abandonar el caudillismo en la política y el fraude electoral como mecanismo de acceso al poder. A la potencial candidatura de Roque Sáenz Peña, Roca opuso la del padre de aquel, Luis Sáenz Peña, que resultó elegido para el período 1892-98. Pero privado del apoyo de Roca y en medio de problemas de control de la autoridad nacional, Sáenz Peña renunció en enero de 1895 y fue sucedido por su vicepresidente, José Evaristo Uriburu, mucho más obediente a las instrucciones del "Zorro". 

Habiendo eliminado a todos sus potenciales competidores, Roca fue elegido para un nuevo período presidencial asumiendo el 12 de octubre de 1898.

Segundo mandato

El crecimiento económico continuó, se normalizaron los pagos de la deuda pública, y se emprendieron obras públicas de importancia. De su gabinete de ministros se destacaron especialmente Joaquín V. González (en Interior), que impulsó un Código del Trabajo que no llegó a obtener sanción parlamentaria y una reforma electoral; los generales Luis María Campos, que estableció la Escuela Superior de Guerra, y su sucesor en el Ministerio de Guerra, Pablo Ricchieri, que impuso el servicio militar por conscripción en reemplazo de la leva; Luis María Drago en Relaciones Exteriores, que estableció la doctrina de derecho internacional público que lleva su nombre; Osvaldo Magnasco y luego Juan R. Fernández en Instrucción Pública, que incrementaron el número y la especialidad de los colegios nacionales y dieron impulso a la formación de profesores de enseñanza secundaria.

Hacia el final…

Terminado su mandato el 12 de octubre de 1904, Roca se alejó de la vida pública y se mantuvo al margen de la política. Aunque el autonomismo siguió controlando el gobierno por una década más, los partidos de la oposición (en particular la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista) habían ganado amplia base social y los métodos de Roca ya no eran efectivos para el nuevo siglo.

            El general Alejo Julio Argentino Roca falleció el 19 de octubre de 1914.

MÁS INFORMACIÓN EN: www.historiasypersonajesdelazul.blogspot.com

 

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